La semana acaba como empezó con incertidumbre.En el Parlament de Catalunya se debate sobre tauromaquia, en las calles los sindicatos tratan de hacer oír su voz. En la Universidad se hace callar a las voces disidentes.
El gobierno de la nación parece haber llegado a un acuerdo de entendimiento con el gobierno de Hugo Chávez. Las acusaciones vertidas desde la Audiencia Nacional, según la cual se establecían relaciones entre el terrorismo de ETA y las FARC en territorio venezolano desataron desconcierto e irritación. El problema de la globalización es que los problemas domésticos pueden tener consecuencias en la otra punta del mundo. Las inversiones españolas en Venezuela son importantes. El gobierno de Chávez con su retórica incendiaria es un mal cliente. Su reacción histriónicas podrían tener consecuencias graves para las empresas españolas. Si se demuestra la participación del gobierno de Venezuela en las relaciones criminales y entre los grupos terrorista arriba mencionados, entonces el gobierno de España tendrá que decidir: romper todo lazo con Venezuela o bien enterrar el asunto en aras de la conveniencia económico-política.
Los primeros pasos para esta segunda opción se ha escenificado estos últimos días. La justicia es lenta. Veremos más tarde que pronto a dónde nos lleva las acusaciones de connivencia entre grupos terroristas y el gobierno venezolano.
Esta semana en el Parlament había dos Comisiones en las que una, trataba de los incendios de Horta de Sant Joan y en otra acerca de la posible prohibición de las corridas de toros en Catalunya. En la primera han salido chamuscados los parlamentarios que utilizando las desgraciadas muertes de cinco bomberos habían querido utilizar ese luctuoso suceso como arma arrojadiza contra el gobierno tripartito. La estrategia visto y oído lo dicho por los comparecientes (bomberos) les ha salido por la culata (parlamentarios).
La otra comisión se ha hablado de toros y de su posible prohibición, entre partidarios y detractores, han subido a la palestra para atacar o defender sus puntos de vista. Dichos puntos de vista son antagónicos e irreconciliables. En este asunto como siempre se mezclan intereses políticos, económicos, éticos, etc. Los gobiernos regionales de Madrid y Valencia regidos por el PP se han lanzado al ruedo, como espontáneos, para echar más leña al fuego. En sus Comunidades se considera que las corridas de toros son un patrimonio cultural. Lo llamativo es que en sus respectivos Parlamentos no sea debatido ni un minuto sobre el tema. Debe de ser porque en Catalunya es diferente.
Rosa Díez estuvo el pasado viernes en Catalunya donde tenía que pronunciar una conferencia con el título: Una alternativa para Cataluña. El acto que debía celebrarse en la Universidad Autónoma de Barcelona ha empezado de mala manera por culpa de unos aprendices de kale borroka. Es triste que voces discordantes puedan ser acalladas por fanáticos de salón. Lo natural es que si el conferenciante no te gusta, mejor no ir a su conferencia. En sociedades democráticas la diversidad de opiniones no es delito. Si lo es obstaculizar violentamente una conferencia. Es lamentable que grupúsculos que sólo se representan a sí mismos pretendan imponer a los demás sus ideas. Finalmente pudo pronunciar su conferencia en otro espacio habilitado de urgencia. El asunto ha sido enterrado rápidamente ante el avance de otros temas que requerían urgentemente la atención de los medios de comunicación.
La perspectiva política de UPyD en Catalunya es simplemente desesperanzador . La aparición en escena del Sr. Robles que anteriormente militaba en Ciutadans (C’s) y un aparato del partido más interesados en mantener sus puestos que ampliar sus bases, hace del futuro del partido en Cataluña sea insignificante. El caso de Sabadell es sintomático de lo dicha más arriba. Desgraciadamente es más seguro que en las próximas elecciones al Parlament de Catalunya que se han de celebrar en noviembre, el partido xenófobo de Josep Anglada (antiguo eurodiputado por Fuerza Nueva), obtenga más votos que UPyD.
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