El ministro de Fomento J.Blanco es el parlanchín del gobierno en esta etapa veraniega. Solucionada -de momento- el asunto de los controladores, y después de haber anunciado recortes en las infraestructuras, ahora vuelve a la carga con la simpática noticia de la necesidad de aumentar los impuestos con la falaz comparación entre los países de nuestro entorno.
Hablar de aumento de impuestos -no ha especificado a que tipos de impuestos-, cuando eludía pronunciarse sobre el tema de que hacer con la evasión de impuestos, es cuando menos preocupante. Además, la tasa de impuestos es más que suficiente teniendo en cuenta las prestaciones que recibimos. Durante la etapa de la burbuja inmobiliaria se produjo un aumento espectacular en la recaudación que hizo aumentar el superávit del Estado. Sin embargo, su traducción en la esfera del bienestar fue modesto.
Ahora en plena crisis, cuando el crédito del Estado está bajo mínimos, y no puede acudir al exterior para cubrir sus necesidades de liquidez, se pide a la ciudadanía más esfuerzo. Ha faltado pedagogía y autocrítica. ¿Si no podemos endeudarnos -no tenemos credibilidad exterior-, podemos aumentar la presión fiscal especialmente a las rentas del trabajo?
No hace falta ser un genio para advertir la situación ideal para el PP. El gobierno está haciéndole el trabajo. Cuando llegue al gobierno -el PP-, no bajará los impuestos que previamente ha subido el PSOE. Lo primero que habría que hacer es racionalizar el gasto en el sector público. Dejarse de obras faraónicas de dudosa rentabilidad -el modelo AVE-, y plantearse modernizar lo que ya tenemos. Apostar por una reorganización de las Administraciones -desde la local y de las CC.AA, hasta la estatal-, aflorar la economía sumergida, detectar y perseguir el fraude fiscal, aprovechar los recursos que ya tenemos y utilizarlos más adecuadamente. Es decir, aprovechar lo que ya tenemos dándole un uso más racional y eficiente.
Apostar por un modelo que permita el desarrollo de ventajas comparativas, por ejemplo, la agricultura y sus derivados, las energías renovables, mejorar el modelo de turismo en todas sus vertientes, impulsar la conexión entre universidades y empresas, impulsar la I+D, y empezar a pensar en el futuro. ¿Cómo se implementa todo esto, en un contexto de crisis económica? La respuesta debe ser global. Desde la Administración, priorizando el gasto en aquellos sectores que básicos que permitan sinergias con el sector privado. Hacer más fluido el proceso administrativo. Impulsar el crédito. El sector financiero ha sido uno de los beneficiados de la crisis. También debería participar en ese proceso abriendo el crédito y liberando el mercado inmobiliario que esta cautivo debido a su codicia. Repensar el modelo automovilístico. Si el futuro es el coche eléctrico, el paso intermedio no es más Plan Renove, si no ayudar a los coches híbridos como vía para conseguir en un futuro cercano la extensión del coche eléctrico. Replantearse seriamente el papel que tienen los monopolios naturales, electricidad, gas, y su posición ventajista que se ve además avalada por el Estado con ayudas eternas al sector eléctrico. Etc,.
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