La Generalitat tiene una costumbre acreditada -sean de CiU i el PSC- de enviar mensajes funestos en vacaciones. Ahora le toca a una tema de supervivencia. Este verano los departamentos que dirigen Claries y Mena ha tomado la drástica decisión de reorganizar en pleno verano el sistema de pago de la Renta Mínima de Inserción (RMI). Las causas alegadas para los cambios, son la lucha contra el fraude.
Esta renta es de 420€ al mes. El presupuesto del RMI es de 130 millones de €, 20 millones menos de lo que deja de ingresar este año el Gobierno con la supresión del impuesto de sucesiones. Cambiar las reglas de juego en pleno verano parece un desatino. Estamos hablando de 110.000 personas que cobran este subsidio. Escoger agosto para cambiar las reglas de cobro no puede ser más que prepotencia. Castigar a los pobres. Los (ir)responsables han hablado que este colectivo no hace vacaciones. Es obvio que Claries y Mena si pueden permitírselo.
En todo este desaguisado hay unas 35.000 que no han cobrado este subsidio. Los departamentos de Empresa y Ocupación y Bienestar social y familia estarán contentos y satisfechos con su ejercicio de gestores públicos. Estos departamentos no abonan el dinero porque son unos buenos samaritanos, sino porque en un estado de derecho tienen por ley la obligación de gestionar esas cantidades para todas aquellas personas que la ley les reconoce ese derecho. Una vez más, los tics del CiU son de un paternalismo insufrible.
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