Los “servicios auxiliares” de ETA convocaron ayer (22/11/2011) una manifestación para reivindicar su victoria. Al menos es lo que parece si se les oye hablar. Siempre dicen la misma cantinela. Nunca dicen lo sustantivo. Que ETA es una banda de asesinos que se esconden detrás de capuchas. Que cientos de personas acudan a las romerías de los conglomerados que se ha servido ETA para dirigir su estrategia del terror, es descorazonador. Ahora tienen prisa. ¿De qué? Lo quieren todo, a saber, independencia, presos a la calle y admitidos en la policía vasca, tienen experiencia en armas, monumentos en cada pueblo de esos luchadores por el sueño milenarista. Quieren que los demás aplaudan que ya no van a señalar a las posibles víctimas con el dedo criminal. Quieren que las 829 víctimas desaparezcan de su horizonte porque son un obstáculo para “su” paz. Desde la aprobación de la Constitución española, ETA ha matado todo lo que ha podido. Y sus “servicios auxiliares” no han parado de hacer la cobertura social-política que han podido. Nunca un reproche a los asesinos, y si a las víctimas. Nunca una denuncia contra ETA y si contra los gobiernos representativos de España y Francia. Ahora, lo quieren todo, quieren un triunfo donde sólo ha habido derrota de ETA.
Durante los próximas semana se va hablar hasta la extenuación sobre ese eufemismo de “escenario sin ETA”, pero, ahora, ¡por favor déjennos tranquilos! Necesitamos percibir que ETA ha desaparecido, el Estado de derecho y sus instituciones deben perseguir a todos los terroristas y cómplices. Deben ser sometidos a juicios y condenados. No puede haber reagrupamiento de etarras. Ese grupo es una secta fanatizada. Agruparlo es darles la razón y no tienen ninguna. La dispersión es un método tan bueno como cualquier otro, para intentar que la secta asesina impida que sus miembros puedan salir de ella. Necesitamos tiempo, para comprender que ETA ya es pasado, desgraciadamente, en el “parte” etarra no se habla de disolución ni nada parecido, luego la policía debe seguir persiguiéndolos hasta que entreguen las armas.
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