Palos en Valencia y paseíllo en Mallorca. Mientras en Madrid y Barcelona apuestan por el juego como remedio a nuestros problemas del paro. En Valencia se originó el escenario dónde la policía actuó de manera desproporcionada ante las protestas de estudiantes de enseñanzas medias. Las imágenes que han dado la vuelta al mundo, nos confirman en la línea de que la policía actúa igual en Valencia o Barcelona, así como en otros escenarios de nuestras sociedades democráticas. Los jóvenes no verán igual a la policía cuando se sienten agredidos, no sólo ellos, sino cualquier ciudadano que pasará por cerca de la manifestación. Gracias a la tecnología, los vídeos del móvil se convierte de manera instantánea en testigo de cargo de la descarga policial. Nadie dimitirá, en Valencia es imposible. Un jefe de la policía con sueños ultraderechistas que se permite tildar a los jóvenes de “enemigos” y una Delegada del Gobierno que alaba la bondad policial. Un Ministro del Interior que primero dice que