Mañana es el día D. de
diciembre, fecha surrealista para la convocatoria electoral que el gobierno del
PP ha dispuesto para evitar males mayores en sus aspiraciones. Las encuestas le
siguen otorgando la victoria. No habrá mayorías absolutas, los dos partidos
hegemónicos, PP y PSOE, sueñan con esa mayoría, y así, nuestra cultura
democrática se ha resentido. Lo que habrá es el ascenso de nuevos partidos,
como Ciudadanos y Podemos, que aspiran a ser decisivos. Dependerá de los
resultados que halla, para determinar el sentido de los pactos. Ahora mismo,
parece improbable que los partidos nacionalistas sean los árbitros de la
política nacional. Excepto el PNV, los socios
catalanes, ya no pueden ejercer ninguna influencia.
La lógica política, nos
dice que el próximo gobierno saldrá de la conexión PP y Ciudadanos. La derecha
y la “nueva derecha” son socios naturales, a pesar del fuego de artificio de
unos y otros. El único cálculo que se le plantea a Rivera es si ese pacto lo acerca más a la Moncloa o si lo
ralentizará en sus aspiraciones futuras.
En cuanto a la
izquierda, el PSOE, que hace tiempo dejo de ser de izquierdas, tiene un
problema gravísimo de credibilidad. Su argumentario está obsoleto porque en
buena parte, todos los recortes sociales, los inauguro el propio partido. Su
deslizamiento a la derecha, ha hecho del partido una caricatura de sí mismos. Qué
no sea capaz de recoger el desgaste del gobierno, expresa el bache en que está
metido. Sus discursos patrióticos, son de cartón piedra. Oír hablar a Susana Díaz
de España -está en su derecho de hacer todas las loas-, no se diferencian en
nada de las que podría declamar Esperanza Aguirre, o MªDolores de Cospedal.
Qué en un país que
sigue sufriendo las consecuencias de la crisis, en el que se ha visualizado las
injusticias sociales que nos aquejan, paro, precariedad laboral, desahucios,
pobreza, desigualdad creciente, corrupción, trato de favor a los poderosos, siga
apostando por quien ha llevado a cabo semejante política y, tenga perspectivas
de triunfo electoral, supone que la oposición no ha hecho sus deberes. El
gobierno muestra datos macroeconómicos, pero se olvida de los dato
microeconómicos. Mantiene la ley de desahucios, pero es diligente para pagar el
desaguisado de la Plataforma Castor. O le seguimos pagando a las eléctricas
tarifas que nada tienen que ver con el coste de la electricidad. A día de hoy,
hemos logrado el milagro de no saber cuánto cuesta el kilovatio/hora. Eso sí,
nos pondrán un contador inteligente para pagar la electricidad más cara de
Europa, en el país en el que las energías renovables han sido eliminadas por
decreto del gobierno. ¡Tenemos todo el sol de Europa, pero seguimos anclados a
la energía de los pantanos y las nucleares!
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