Hoy se cumple un año del 1-O. El referéndum que nunca existió, según el gobierno central del PP. Según su relato, no hubo urnas, ni policía que pegarán a nadie, ni nada de nada. Sin embargo, los hechos están, a pesar de todo. Sí hubo urnas, sí hubo votaciones, sí hubo recuento, sí hubo violencia policial, y sí hubo un silencio cómplice de los medios de comunicación. Las emociones vividas ese día difícilmente se olvidarán. Muchos, cerca de mil personas, fueron golpeadas de manera de innecesaria, y las imágenes quedarán para siempre.
Esos policías que reventaban puertas de los colegios, como sí el mobiliario fuese culpable, el furor de unos policías que habían venido a impedir lo que no pudieron. No contarán con mi simpatía. Seguro que muchos se limitaron a seguir el guión que les habían marcado, otros, se excedieron de manera miserable y muchos se retrataron para siempre, aunque después pudieran ser condecorados. Los responsables del desaguisado, no han dimitido, y sí premiado, a pesar del fiasco de la operación.
Quienes estuvimos en las escuelas para votar, difícilmente, se nos olvidarán las horas de incertidumbre, cuando ya sabíamos que había pasado en otros colegios donde se votó. La violencia de las actuaciones de la policía y guardia civil, llegaban por las redes sociales. Los que estaban en los colegios electorales, pedían a las personas mayores que marcharán a sus casas y los padres con hijos también. En nuestro colegio electoral, afortunadamente, no llegaron. Sí fue una fiesta, a pesar de los momentos de incertidumbre de las primeras horas. La gente - no era obligatorio ir a votar- que vino se sentía feliz de poder estar ahí. Es muy difícil de describir ese sentimiento.
Han pasado muchas cosas desde ese 1-O del 2017. Muchos estamos desconectados de esa España que pretende molernos a palos para mantener la unidad de España. ¡Qué no cuenten conmigo! Los que se quedaron en casa, porque no querían la independencia, estaban en su derecho. Por eso, el referéndum, no podía tener validez legal, pues, el gobierno central, se negó ni tan siquiera a considerarlo. La Constitución, permite los referéndums, pues, saber que opina la gente es un elemento básico de la democracia.
Resulta indignante todo lo que ha pasado desde esa fecha. Nadie podrá arrebatarnos esa fecha. Muchas personas, fueron malheridas sin necesidad, y al parecer nadie se ha preocupado por ello. La sociedad civil, se comporto con un coraje extraordinario, es posible que la República quede lejos, pero no me cabe ninguna duda que ese 1-O será una seña de identidad de muchas generaciones que vivieron ese momento. Casi dos millones de personas se movilizaron ese día. No es toda la sociedad catalana. Tal vez, en una fecha no muy lejana, sea posible determinar que quiere la sociedad catalana, y para eso, la herramienta más sencilla es convocar un referédum.
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