En Cataluña la última la ha protagonizado uno de los representantes de la patronal. El señor Juan Rosell ha dicho que aquellos alumnos que no cumplan que se les quite el derecho a recibir ayudas. Naturalmente el señor Juan Rosell President de Foment del Treball ha hablado sin saber de lo que habla.
La educación es un derecho y como tal no es algo que se quita o se añada. Es verdad que hay muchos alumnos que no quieren estudiar. La LOE posibilita que estos alumnos puedan estar hasta los dieciocho años. Esta claro que los que alumbraron la ley tampoco saben de lo que hablan. El problema es que hay alumnos que tienen necesidades educativas y la Administración no quiere atenderlos de manera adecuada.
La educación es vista por el señor Juan Rosell como corresponde a su cargo, un negocio. Pero la educación requiere tiempo. No se puede educar para una finalidad concreta como para acceder al mercado laboral. Otra cosa sería adiestrarlos para ese mercado laboral. No requiere demasiada preparación para ello. Pero educación y adiestramientos son cosas diferentes.
En el fondo es como si ahora la Generalitat hubiera dicho a los empresarios que todos aquellos que tienen que cerrar o han cerrado y han recibidos cualquier tipo de ayudas gubernamentales tienen que devolverlas. Si seguimos el símil, las empresas que cierran son los malos alumnos. ¿Eso es lo que ha querido decir? ¿Le parecería natural al señor Juan Rosell tal medida? Está claro que salir en la prensa es muy fácil desde ciertas alturas. Pero con esas declaraciones uno se tiene que preguntar ¿en manos de quiénes estamos?
La otra noticia es la enésima campaña de propaganda de los auxilares de ETA para decir que quieren presentarse a las elecciones con la nueva bandera de proponer lo que ETA disponga. Se ha malgastado ríos de tinta sobre este asunto. La verdad es que Otegui y sus secuaces nos vuelvan a cantar hosanas de diálogo y paz resulta un insulto a la inteligencia. Lo único que estoy esperando es la noticia que ETA ha desaparecido para siempre. Afortundamente este hecho está siendo posible gracias no a los esfuerzos de esos servicios auxiliares ni a los esfuerzos del PNV sino gracias a la Ley de Partidos y la acción policial.
Una súplica y un consejo para acabar. La súplica, que el embajador de Israel siga con lo suyo, es decir, la mentira más descarnada y cínica posible. Enseñar el "arsenal" de la flota enemiga para justificar el asesinato en aguas internacionales de nueve personas es simplemente demencial. El consejo es para buscar al asesino De Juan Chaos. Empezaría a buscarlo en Venezuela.
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