"El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz ha decidido prohibir el acto de homenaje a la colaboradora de ETA Laura Riera que colectivos de apoyo a los presos catalanes habían convocado para este sábado en el barrio de Gràcia (Barcelona), coincidiendo con los actos de la Fiesta Mayor."(El Mundo,21-8-2010)
La AN ha prohibido un "homenaje" a una colaboradora de ETA que ha cumplido su condena. Está claro que Laura tiene unos "amigos" de mucho cuidado. La edad de Laura nos indica que tuvo que luchar contra la dictadura franquista en sus horas más aciagas. Después vino la democracia. Pero era una democracia formal, es decir, más de lo mismo. Así que otra vez a las trincheras. Los atentados de ETA en Hipercor el 19 de junio de 1987 causó la muerte de 21 personas y hubo 4 heridos, como el sistema democrático era cada vez más opresivos, el 29 de mayo de 1991 hubo un atentado en VIc que costo la vida a 10 personas, cinco de los cuales fueron menores, y 44 heridos.Los enemigos eran muchos, mientras que ellos -los buenos-, eran tan pocos.
Podría seguir este relato de hazañas bélicas macabro, pero lo cierto es que Laura Riera no había nacido en la etapa final de franquismo. Sólo había vivido en plena democracia. Pero no lo gustaba por eso Riera "aprovechó su trabajo en el departamento de multas del Ayuntamiento de Terrassa (Barcelona), municipio en el que residía, para facilitar a miembros del 'comando Barcelona' matrículas de vehículos de fuerzas de seguridad y cargos públicos. Entre ellos estaba el coche particular del concejal del PP en la población de Viladecavalls (Barcelona)Francisco Cano, asesinado por ETA el 14 de diciembre de 2000 tras colocar una bomba lapa en su vehículo." (El Mundo, 21-8-2010)
Mientras que Francisco Cano no podrá volver jamás a su casa, Laura sí, gracias al Estado de derecho que tanto le disgusta. SuS "amigos" querían homenajearla. Estoy pensando que ella trabajaba en el Ayuntamiento de Terrassa, ¿pedirá su reingreso a su merecido puesto de trabajo? Espero enterarme como acaba esto,porque sería preocupante que como premio a su acción, volviera a trabajar en el Ayuntamiento que le permitió obtener las matrículas que costaron la vida a Francisco Cano.
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