El tiempo es inexorable. El 11-M cumple aniversario, ocho años, pero aún hay quien quiere ver confirmado sus propios prejuicios. Nada les para, tienen los medios y la determinación del iluminado. No pueden digerir la verdad de las cosas. Los atentados destruyeron las vidas de 191 personas, y 1.858 resultaron heridas, pero también abrió una brecha entre los radicales de derecha y la propia sociedad española, que castigo al PP por su gestión escandalosa de lo ocurrido.
El portavoz mediático de la conspiración, sigue añadiendo páginas sobre el asunto. Ellos sabrán por qué. Hay obsesiones que no acaban nunca. Es un ejemplo excelente del fanatismo más extremo. Siempre se ha dicho que los extremos se tocan. Lo que les sucede a El Mundo y sus adláteres es digno de diván psiquiátrico,pero tranquilos, tienen a los mejores especialistas para curar su enfermedad, la curan demonizando a los demás, mientras que ellos siguen por el camino de la verdad, aunque está sea fabricada.
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