En el plano doméstico resalta la polémica de la justicia a través del TSJC y el catalán como lengua vehicular. La decisión del propio TSJC ha dejado las cosas como están, habrá para los recurrentes atención personalizada para el castellano, pero se mantiene el catalán como lengua vehicular en la enseñanza. Llevamos treinta años de inmersión lingüística. Nadie se había quejado sobre el uso del catalán, porque durante muchísimo tiempo el catalán, su conocimiento y uso era sinónimo de ascensor social. Hablar el catalán, era un plus que permitía obtener mejores empleos, amén de otras ventajas sociales, como tener más conocidos y ser valorado como alguien que quiere integrarse en la sociedad catalana.
Pero los tiempos cambian y el catalán tiene que enfrentarse los cambios en la inmigración, el rearme ideológico de la derecha más extremista y las tensiones propias de sociedades dinámicas. Por experiencia propia el catalán ha sido un instrumento de ascenso social, en la época que hablar catalán era sinónimo de integración social y ventaja laboral. Pero en un mundo global, donde los flujos inmigratorios de las últimas décadas se ha hecho notar, y el reverdecer de la derecha más recalcitrante, pone en el disparadero al catalán, que es utilizado en el ámbito de las Administraciones públicas, y en los medios de comunicación de carácter público, mientras que el castellano sigue en el resto de los medios de comunicación.
El bilingüismo es una realidad en Cataluña al menos en el ámbito escolar. Los alumnos hablan catalán con los profesores y en castellano con sus amigos. Es así de sencillo. No tienen mayor dificultad. Unos los hablan mejor que otros, dependiendo que en su casa hablen en castellano o en catalán. Ayer en una entrevista en “Catalunya radio” de Manuel Fuentes, un programa en catalán, excelente, se entrevisto a una de las madres, Consuelo Santos que interpusieron demanda contra el actual modelo lingüístico. Tiene mérito que en la radio pública de Cataluña se oyera hablar, naturalmente, en castellano, a la madre que quiere que su hija tenga “al menos dos materias en castellano”, uno se pregunta ¿por qué dos y no todas? Ella misma decía “ es algo tan horrible”. La entrevista fue digna de ser escuchada porque los argumentos que se esgrimió por parte de la demandante, tenía poco peso. Había la impresión que ella quería hacer su voluntad. Se comparó las leyes lingüísticas –que como todas son imperfectas-, con las leyes de discriminación racial norteamericanas. El propio entrevistador, le indicó que él también era como la inmensa mayoría de catalanes, que en casa hablaba en castellano.
En un momento de la entrevista afirmo la madre que si “era necesario, que se cambiase todo el sistema para dar satisfacción a su derecho a la educación de su hija”. No quiere, la Sra. Consuelo Santos, que le den atención personalizada a su hija, porque lo considera vejatorio. Si bien no es contradictorio afirmar que antes perezca el mundo antes que soportar un pequeño rasguño en mi mano, por esa misma lógica, yo podría solicitar mi derecho a no pagar impuestos, porque no repercuten en mí, o hacer objeción de conciencia, por cualquier motivo.
¿Se puede establecer una sistema escolar de doble vía, es decir, en catalán y en castellano? ¿Sigue teniendo sentido? La justicia y sus tribunales tiene siempre el don de la oportunidad desenfocada. Es posible que el Tribunal Supremo, teniendo en cuenta la composición ideológica, podría llegado el caso, que pretendieran imponer ambos sistemas. Sin embargo, ¿Cómo se podría hacer, cómo implementar –bonita palabra- ese modelo? ¿Sería factible, escuelas en castellano y otras en catalán? Además en tiempos de crisis parece inviable. Pero además, ¿cómo desmontar unas leyes con han sido aprobados con el 75% de los representantes elegidos en las urnas?
Se habla de trilingüísmo, para disolver el problema, pero simplemente, es esconder el problema de fondo, los problemas lingüísticos es una arma que las carga el diablo, siempre habrá excesos, pero no sé si a estas alturas, podemos permitirnos un modelo alternativo. Lo cierto es que los alumnos salen de la enseñanza básica con un nivel más que aceptable de castellano y catalán, lo avalan los diferentes estudios, que por cierto, los puso en cuestión la Sra. Consuelo Santos, según la cual, su niña que hace 4º de primaria apenas entiende el castellano. ¿Es creíble, teniendo en cuenta que los niños pasan 6 horas al día en clase mientras que el resto del día hablan en su caso, supongo, que es el castellano? La respuesta es que simplemente miente, o su escuela es extraordinaria en el aprendizaje del catalán.
¿Les quitamos el alma a los niños de P3 cuando las maestras le hablan en catalán? ¿Cuánto han aprendido durante los cerca de dos años y medio y los tres de castellano? ¿Se podría haber utilizado el castellano? ¿Se hacen un lío los críos con las dos lenguas? ¿Se hacen un lío los padres a lo solicitar que cambien el modelo actual? La solicitud de los demandantes representaban a tres familias. Tienen derecho a defender lo que les parece más adecuado para sus hijos y empiezo a pensar para ellos, pero parece poco razonable que toda la sociedad que no ve problema en seguir el modelo actual pretenda cambiar para dar la razón a tres familias.
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