Jorge Bustos en “El Mundo” nos da su versión de lo que denomina “Retrato de un indepe”. El artículo es una joya antropológica de la estulticia. Todos los tópicos, malos y falsos, aparecen en este presunto trabajo de campo que el articulista nos ofrece. Parece creer que todos estos “indepe” son a su pesar. Son marionetas que Bustos quisiera romper los hilos en los que están atrapados. Son todos esos “indepe” unos pobres diablos. Se compadece de ellos, y desde la cuna hasta la sepultura, viven imbuidos por una atmósfera tóxica. “ Ese cuerpo místico que es la catalanidad ”, Bustos no hace metafísica, le molesta en que Cataluña se hable una lengua extraña y foránea que absorbe a los niños en una vorágine nacionalista. Los cooperadores necesarios son dos autoridades que el gobierno de la Generalitat los tiene en nómina: pediatras y maestros. Esos son los instrumentos del mal. Hay nacionalistas porque una maquinaria diabólica se conjura para crear dos millones de “indepe”.