Quisiera comentar brevemente la fotografía
del Magistrado Llarena. La prensa utiliza la fotografía en cuestión para
ilustrar la personalidad del Magistrado. Llama poderosísimamente la atención el
piano que está a su izquierda. Un piano de cola. No elucubraré sobre la marca.
Nadie acompaña al Magistrado en su comparecencia. No hay música de fondo. Tal
vez hubiera tenido gracia que el pianista pudiese tocar unos acordes, según las
explicaciones del Magistrado. Tonos lúgubres si habla de los desplantes de la judicatura
belga o alemana. Sobre este tema, la partida sigue su curso. No habría que dar
nada por sentado. En la mesa tiene lo que parece una grabadora. Descarto que
sea un mando a distancia. Parece un vestíbulo de un hotel de
"categoría". No parece el lugar más adecuado para que el Magistrado
hable de asuntos jurídicos. Es posible que estuviera hablando de cualquier otra
cosa. No lo sé. Lo que sí sé, es que el Magistrado desafina de forma reiterada, cuando sigue obstinadamente su machacona canción sobre la denegación de libertad para Jordi Turul y Josep Rull. No me extraña que el pianista no quisiera acompañarlo.
1959 Una descripció de l'Espanya de 1954, feta per Simone de Beauvoir*: "(...). Encontré pocos cambios, salvo en Tossa, que se había vuelto un sitio feo y turístico. La miseria había aumentado todavía más; en algunos lugares de Barcelona y en casi toda Tarragona, las calles eran albañales donde pululaban niños hambrientos, mendigos, inválidos y prostitutas desmirriadas. Se veía que Franco cuidaba la capital: había arrasado los barrios miserables que yo había visto en 1945; pero ¿en dónde había ubicado a sus habitantes? Los edificios que se habían construido en esos parajes alojaban a funcionarios de situación holgada". (pág.305)
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