H ablar de los Juegos del Mediterráneo es hablar de manipulación. Un evento que el PP desde el gobierno se encargó de hacerlo naufragar en 2017, que es cuando debía haberse celebrado. La crisis, la falta de sintonía Estado vs Generalitat, hicieron imposible un evento que en principio debería ser unas pequeñas olimpiadas. Sin embargo, su arranque en un Estadio semivacío, a pesar, de haberse anunciado que las entradas estaban prácticamente agotadas, hizo de su inauguración con la presencia del Rey y las máximas autoridades del Gobierno central y de la Generalitat un espectáculo de segunda división. Desde su inauguración el 22 de junio, una constante es la falta de público y la ausencia de esteladas. Hay varias posibilidades para explicar esa feliz coincidencia. La primera de ellas es que en su inauguración se “filtró” a los espectadores. No había esteladas, no hubo silbidos contra el palco presidencial, fue el primer gran gol contra el independentismo. La organización empezaba bie