La noticia de que en Andalucía tendrán nuevo Gobierno de derechas con el apoyo de la extrema derecha es un hecho, gracias a los buenos oficios del PP. Ellos han sido los interlocutores privilegiados con Vox. Cs no ha querido salir en la foto, aunque sean usufructuarios del pacto de Gobierno.
Vox es la extrema derecha que desapareció durante la Transición y se transmuto primero en Alianza Popular y posteriormente en el PP. La extrema derecha siempre ha sido muy potente en Madrid. Fuerza Nueva aglutino a toda una legión de nostálgicos. Su influencia no era solo política, sino especialmente económica. En esas esferas es donde se ha movida la derecha. Vox sale del armario, porque la UNIDAD DE ESPAÑA, está siendo cuestionada. Sale la bestia para aterrorizar a la derecha bien pensante.
¡Me encanta la pulsera que lleva!
¿De qué estamos hablando, cuando hablamos del independentismo? La respuesta es la hegemonía del poder. España es una sociedad moderna, pero su modernización tiene puntos oscuros. La Transición difumino el papel del franquismo. La sociedad que salió de ese franquismo, se doto de una nueva herramienta política, la Constitución. Está fue construida por consensos muy difíciles. Unos de los errores de los constitucionalistas, fue el mecanismo de modificación de la Constitución. El título X De la reforma constitucional, arts.166-169, hace prácticamente imposible su modificación.
El independentismo ha puesto el miedo en el cuerpo a esas élites que detentan el poder desde el franquismo. Los entramados sociales, políticos y económicos se entrecruzan con nombres que en el franquismo disfrutaron de posiciones de privilegio. La Transición blanqueo esos privilegios. La Constitución expresa que ese poder tiene un nombre: La Nación española. Después en el art.1, concreta que la soberanía nacional reside en el pueblo español.
La Nación española, no es más que la traducción a la Transición de UNA GRANDE Y LIBRE de la época franquista. ¿Qué la Constitución ha sido útil? Naturalmente. Nos ha permitido muchas cosas. Sin embargo, los vestigios del franquismo, han estado presentes, sobre todos en las élites económicas, judiciales y políticas. Toda ha cambiado para que los de siempre se mantengan en sus sitios. ¡No es necesario estar ni en el gobierno, ni en el Congreso, ni en la Judicatura para poder tener poder.
¿Somos conscientes del poder de las eléctricas, por ejemplo? Hemos vivido en el capitalismo de los amigos. Los desaguisados económicos han destruido la banca y las cajas de ahorro. Después de su reestructuración, ¿a dónde han ido a parar los miles de millones que se drenaron del ámbito público al privado? Las viejas élites siguen donde siempre. Mi abogado me aconseja de no dar nombres. No vaya a ser que se querellen contra mí. Así, que me autocensuro.
Si se han de querellar que se querellen contra Marx, porque este decía lo siguiente: “El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa” (K.Marx, Manifiesto comunista, I). Hoy más que nunca esta afirmación se ha hecho realidad de una manera que va más allá de lo que podía imaginarse Marx.
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