Una bonita estampa que la ciudadanía española, y especialmente, la derecha mediática, desearía que se convirtiera en realidad . La monarquía es una institución, pero es una institución familiar. Si eres una mujer, se puede saltar la línea sucesoria y empezar a quebrar la Constitución. El TC avaló el art.57.1, un artículo inconstitucional que choca frontalmente con el art. 1.1., en la STC 8/1983, de 18 de febrero nos dice: "Se configura como un valor superior que se proyecta con una eficacia trascendente de modo que toda situación de desigualdad persistente a la entrada en vigor de la Constitución deviene incompatible con orden de valores que la Constitución proclama (F.3).".
La persona es la institución, y ahora mismo, excepto la vicepresidente Carmen Calvo, que es más papista que el Papa, y los amigos del club de vídeo casero exaltando al rey; no todos, estamos a favor de la monarquía. Teniendo en cuenta la imposibilidad de cambiar la Constitución, un problema, la sucesión, deberá ser cocinada por los partidos constitucio-nalistas, al margen de toda la legalidad, tal como se hizo con el art.135, obligados por Bruselas y que prioriza el pago de la deuda a cualquier otro pago que el Estado deba hacer frente. Esta modificación que es extraordinariamente lesiva para la ciudadanía, no fue votada por referéndum.
Si esto fuese el Hola, hablaríamos de encuentro fraternal, de momento, ese encuentro no se ha producido. Abu-Dabi, que es el refugio de invierno del rey emérito, se ha trasladado la infanta Elena, para darle ánimos en estos momentos de zozobra generalizada. En cambio, el hijo pródigo, sigue inmutable, haciendo oídos sordos a las demandas de guerreros nostálgicos, o actuales, y a las súplicas de un padre achacoso de 82 años que querría pasar lo que le queda de vida en su España de mil amores. Continuará...
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