La TV como espectáculo va asociado a un presentador. AGF ha jugado el papel de periodista-presentador-showman para jugar a ser dios. Su retórica, sus ademanes grandilocuentes, sus énfasis de cartón piedra ha permitido a este personaje una popularidad innecesaria. Ahora resulta que él es una víctima más de ese gran conseguidor que debía ser el comisario Villarejo, ah sí, ex-comisario. Tengo un papel -prefabricado- en el que dice que fulanito tiene una cuenta en un paraíso fiscal, pues, lo anuncio como noticia de alcance, como servicio público. El guerrero del antifaz, siempre dispuesto a deshacer entuertos, resulta ser un servidor complaciente con esa nómina de turbios personajes que se hacen pasar por opinadores cuando solamente son ventrílocuos al servicios de poderes bien establecidos. No importa si se pisotean la honorabilidad o presunción de inocencia, siempre habrá un juez-patrióta que podrá decir que lo dicho por AGF responde a la libertad de expresión.
Las declaraciones de Montserrat Nebrera contra la política y el parlamentarismo han sido ampliamente recogidas por la prensa. Llama la atenció la capacidad de convocatoria de Montserrat Nebrera. No le ha gustado lo que ha visto en política y por eso se marcha del partido popular. Pero de sus declaraciones se desprende que no piensa tirar la toalla y plantea la posibilidad de crear una nueva plataforma política. En las diferentes tertulias -no eres nadie si no logras estar sentado en esas tertulias-, se planteaban las opciones que le convenían a la ahora dimisionaria. Que alguien dimita cuando es parlamentaria en las autonómicas del 2006 llama la atención, pues, no es habitual. Incluso cuando los escándalos por corrupción, los políticos implicados o presuntamente implicados, no dimiten, excepto, cuando los cesan, pero aún en este caso, se aferran al escaño parlamentario como si fuese de ello les dependiera la vida. Así, que la señora Nebrera no siento apego al sillón. Los tertulianos
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