La Generalitat y Cataluña se vuelve cada vez más invisible en el contexto nacional. Su peso económico no tiene simetría con su influencia en la política nacional. Sólo cuando el gobierno central de turno necesita a los nacionalistas, entonces y sólo entonces, aparecen en escena para salvarlos y recoger algunos frutos de su asistencia. Desde la plaza Sant Jaume el President Mas podrá contemplar como el Ayuntamiento también gobierna CiU de la mano de Trías. Un nacionalismo triunfante que esgrime la crisis que ha dejado el tripartito y la miopía del gobierno socialista abandera un nacionalismo cuya primera etapa es el concierto económico –ninguna de las restantes autonomías se queja de un privilegio extraordinario- y una etapa final que desembocará en la independencia. ¡Todo el poder para CiU! Desafortunadamente para CiU y Cataluña ese poder es inexistente. La transferencia de soberanía a la UE y los mercados es tal que la capacidad real de autogobierno no pasa de la retórica y la polít...