En el plano catalán, ayer escuchaba ya sin inmutarme como la nueva responsable de educación, hablaba de un nuevo reto para las escuelas e institutos: arreglar todos los problemas sociales. En este caso, hablaba de los disturbios que han tenido lugar en Salt (Girona). Del fracaso escolar al robo y de éste a los disturbios sin solución de continuidad. El razonamiento de la Consellera es sencillo. 1.- Si no aprueba la ESO ese joven estará frustrado. 2.- Si está frustrado querrá vengarse de la sociedad. 3.- Sin título no podrá acceder a un trabajo. 4.-Como está enfadado y frustrado por no encontrar trabajo, se dedicará a la delincuencia. 5.- Como potencial delincuente se deslizará al tráfico de drogas y acabará buscando cualquier excusa para demostrar su rabia y 6.- Utilizará esa rabia para destruir coches o mobiliario público en Salt (...de momento).
La escuela y el instituto se han convertido en la caja mágica de la que se espera todo. Sensibilización en todos los órdenes sociales y culturales. Las autoridades educativas esperan que maestros y profesores se dediquen con igual empeño en enseñar a sumar, estudiar gramática o como sensibilizar sobre la xenofobia, la igualdad de género o sobre cualquier otra cosa que se le ocurra a los legisladores. ¿No es pedir demasiado? ¿Qué sucede con las familias? ¿Qué sucede con la sociedad? Cuando los gobiernos trasladan todos los problemas a la escuela están reconociendo su fracaso. En vez de asumirlo y tratar de ponerle remedio, lo que hacen es transferir sus responsabilidades. Con tanta sensibilización mi piel y mi conciencia ya no pueden más. ¡ Conmigo que no cuenten!
Me gustaría comentar brevemente un artículo parecido en El País (20/1/2011) de Javier Cercas titulado “El fracaso de la izquierda en Cataluña”. La idea fundamental es que la izquierda en Cataluña se ha entregado al nacionalismo. La izquierda en Cataluña asumió sin reflexión alguna que nacionalismo e izquierda (ideología) eran una misma cosa. Para Cercas esta confusión se debió a la Transición. La cuestión es ¿por qué sigue atada esa confusión? La respuesta de Cercas se debe fundamentalmente a la falta de relevo generacional de los políticos del PSC. Cercas habla que en el PSC-PSOE no todos son nacionalistas. De ahí las diferencias entre las autonómicas y las generales. ¿Por qué esa vena nacionalista? Después del agotamient0 de las ideologías el PSC ha utilizado las mismas armas que su adversario CiU. Gracias a la utilización partidista de ese nacionalismo ha podido gobernar después de casi tres décadas de gobiernos de CiU. El tripartito ha sido la respuesta. Nacionalismos vs nacionalismo. Esto no lo dice Cercas. El PSC tiene el alma dividida. Pero una parte de sus dirigentes han visto que el nacionalismo es un buen negocio. Ha permitido gobernar. Es verdad que ha sido a través de una coalición de partidos. Todos ellos se proclaman de izquierdas y nacionalistas. Cercas habla de uno de los temas espinosos como es el tema de la lengua catalana. Desde el inicio de la Transición se afirmó la necesidad del catalán como vehículo para su desarrollo y expansión. La escuela utilizo la inmersión lingüística para plasmar el catalán. Nacionalismo y lengua catalana se dieron la mano como si ambas fueran la misma cosa. La realidad ha hecho que nuestros jóvenes salgan de las escuelas con un conocimiento de las dos lenguas: catalán y castellano. Durante los gobiernos de CiU esta inmersión se llevó a cabo sin demasiadas controversias. La propia sociedad –castellanohablante- veía como ventaja que los hijos supieran el catalán como medios para obtener más posibilidades en su integración y éxito social. Sin embargo, este modelo ha sido puesto entredicho en los últimos tiempos.
Ahora se cuestiona este modelo. Una razón obvia es la inmigración que se ve atrapada entre el catalán y el castellano. Por cierto, el castellano es omnipresente en todos los medios de comunicación. Goza de una salud envidiable. El catalán también. Sin embargo, la cuestión es ¿cómo armonizar los intereses de los hablantes –prioritario- y el acceso a una lengua minoritaria pero con una proyección institucional hegemónica –instituciones catalanas-? La posibilidad que cada familia solicite en que idioma quiere que se eduque sus hijos es inviable. No pueden existir dos líneas educativas, una en catalán y otra en castellano. Porque lo cierto es que los alumnos son competentes tanto en catalán como en castellano. Si durante tiempo la inmersión educativa en catalán era un hecho que no suponía debate alguno, ahora el hecho que se quiera instrumentalizar desde el PP y afines lo único que se consigue en desviar la cuestión de hecho. Es posible que la propia realidad acabe determinando la realidad lingüística en Cataluña. El multiculturalismo está siendo un fenómeno que no le está sentando bien al catalán. Además el prestigio y promoción social que suponía saber catalán parece que ya no lo es lo que era. El bilingüismo es una de las características positivas de la sociedad catalana. Cada ciudadano escoge una determinada opción. Desmontar un modelo para suplantarlo por otro es una opción pero no parece que sea la solución adecuada. Debería existir un consenso social sobre la existencia de una sociedad bilingüe. Se dice que el nacionalismo obliga a estudiar en catalán para que todos seamos nacionalistas. Me parece una afirmación sin fundamento. El PP así como Ciudadanos quieren que se pueda escoger la lengua en la que se recibirá la educación. En una sociedad ideal habría que ir por el trilingüísmo –inglés-, pero hay que escoger. Se pudo hacer en el momento de la Transición, se escogió el catalán porque era la lengua que durante el franquismo se silenció. Ahora, se habla desde la mala fe que el castellano es perseguido. Desde un determinado Madrid se pontifica sin conocer la realidad. Pero a los intoxicadores mediáticos eso les tiene sin cuidado. Todos estos campeones de la libertad, dicen amar a Cataluña, pero quieren que todos hablen en castellano. Pero Cataluña también se habla catalán y eso es lo que no entienden ni quieren entender. Dice Cercas que hay que separar el debate lingüístico del debate político. Y además dice que el asunto es muy difícil de solventar. Y no le falta razón.
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