Las noticias sobre el caso de Julen, son un ejemplo, uno más, que vivimos de las desgracias ajenas. El lugar del accidente, (Totalán, Malaga) no parece muy adecuado para pasear, pero la desgracia puede acontecer en cualquier lugar. Una situación luctuosa se convierte gracias a los medios de comunicación, especialmente la TV, en un auténtico festival.
Programaciones maratonianas explicando una y otra vez, lo que ya sabes, durante trece días, hemos sido interpelados en la TV, especialmente, en A3, la Sexta, Tele5, en un ejercicio de lastimoso y lastimero. Dice la prensa que ayer, hubo un acto para pedir un milagro, en ese acto asistió nada menos que Juan José Cortés, padre de Mari Luz, la niña que fue asesinada en Huelva el 2008. ¿Qué tenía que ver una cosa con la otra? ¿A quién se le ocurrió invitar a Juan José Cortés? La prensa y especialmente la TV, aprovecha para llenar el hueco, que provoca las arduas tareas de rescate.
¿Se esperan milagros? No pretendo ser un aguafiestas, la esperanza es lo último que se pierde, dice el tópico. Lo cierto es que 13 días, son muchísimos días para un niño de dos años. No diré nada más a la espera del desenlace final.
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