“Una muerte es una tragedia; un millón de muertes, una estadística” (Frase que se supone pronunció Stalin).
El año pasado murieron en las carreteras españolas 1551 personas. En el 2015, hubo 1478. Si nos vamos al 2008, inicio de la crisis económica, fueron 2656. Si nos vamos a 1990 la cifra fue de 6948. La muerte de estas personas pasa a la lista de la estadística. Entre 1990 y el 2106 se ha reducido la mortalidad cerca del 77,6%. La disminución es importantísima. Nunca será suficiente.
La cuestión es que la carretera mata infinitamente más que el terrorismo, pongamos por caso. ¿Cuánto invierte el Estado en la seguridad viaria? Si la protección de los ciudadanos es la prioridad principal, por qué esa sobreactuación en el ámbito terrorista y no sobre algo que cada año cuesta la vida a más de mil quinientas personas?
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