Viendo los titulares de prensa, parece que estamos en un compas de espera. Pero ¿qué estamos esperando? La encuesta de la EPA y sus cifras estratosféricas son reflejo de lo que se ha denominado micro-miseria frente a la macro-ganancias. Cinco millones doscientas setenta y tres mil seiscientas personas (5.273.600) no tienen trabajo, es decir, el 22,85% de la población activa. Cifra record y que dado las expectativas extraordinariamente pesimistas no es descartable que en el próximo año nos acerquemos a los seis millones. Esperemos que no, en estas cuestiones deberíamos ser responsables. En la anterior legislatura el PP en la oposición se comportó de forma mezquina y rastrera. Ahora, hace llamamientos para que todos arrimen el hombro. En problema de fondo es la situación de precariedad que esta crisis nos está conduciendo a una parte importante de nuestra sociedad.
El sendero marcado por Alemania de austeridad al precio de la depauperación social es una receta que, naturalmente, Alemania no se la aplicaría a sí misma, pero que es generosa para que se la apliquen los demás. Se habla con naturalidad de contención del gasto público y a la vez de crecimiento. Cuadratura del círculo. El problema español es que tenemos una estructura económica que hace aguas. El sector agrícola que tiene una estructura desequilibrada y una altísima tasa de temporalidad debido a la estructura de la propiedad de la tierra. Una economía productiva con una dimensión pequeña e ineficiente.
Nuestro motor de la última década –la construcción- se ha volatilizado, dejando un reguero de paro poco cualificado, las entidades financieras atrapadas y las familias atrapadas a su vez en unas hipotecas que se hacen imposibles cuando te encuentras en paro. ¿Por qué el desahucio hipotecario si las hipotecas se pactan a veinte o treinta años? ¿Por qué no existen mecanismos para hacer posible que en situaciones de desempleo generalizado, las hipotecas queden congeladas? ¿Por qué no existe un fondo de emergencia para posibilitar que las familias que se queden sin empleo puedan hacer frente a esos pagos? ¿Por qué no se ha hecho nada y además la clase política defiende a las entidades financieras frente a los ciudadanos que se encuentran en apuros económicos por culpa de una crisis que no han empezado?
Por último, el otro gran sector, el turismo, se ve afectado de estacionalidad y baja cualificación. Los vaivenes geopolíticos nos hacen vulnerables. Somos un destino para millones de turistas, pero éstos, también padecen en sus propios países la crisis.
El panorama no parece muy alentador, la nula presencia del Presidente del Gobierno, Sr. Rajoy, se hace cada vez más evidente. Al parecer solo le da el “parte” a su “homologa” A.Merkel. Pero a ella nuestros problemas les tiene sin cuidado, excepto, si tiene consecuencias negativas para Alemania. Adiós a sus anuncios de bajadas de impuestos, “subida a los jubilados”, ahora, solo aparecen recortes y anuncios apocalípticos de sus ministros. ¿Llegarán a los 6.000.000 millones de parados?
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